Pasaron varios días y de pronto, una noche, me vino como una inspiración; me levanté de la cama, me asomé a la ventana y observé la ropa colgada enfrente: dos bragas, un espacio, un calcetín, un pantalón largo, dos calcetines, tres pantalones largos, tres bragas, una toalla, un calcetín, un espacio, un pantalón largo, un pantalón corto, dos toallas, tres medias, dos calcetines y un vestido. No tardé mucho en comprobar en Internet que en código morse se podía leer: I LOVE YOU.